domingo, 22 de abril de 2007

Rearmonización e improvisación sobre el Bolero. 1er. Festival Iternacional del Bolero, Guadalajara.

La llamada música popular no siempre responde a esta clasificación arbitraria, sobre todo en aquellas producciones realizadas en otras épocas contrastantes con la actual; en el hecho irrefutable que muestra que los compositores antiguos poseían una marcada preocupación por escribir obras de calidad, lo cual, indiscutiblemente, exigía una mayor preparación musical entre los compositores, creándose una verdadera competencia, en cuanto a calidad se refería.
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En el caso del bolero y de la canción ( no específicamente señalada como bolero ) tenemos la presencia de compositores como Mario Talavera, Gonzalo Curiel, Gabriel Ruiz, Consuelo Velásquez y Mario Ruiz Armengol, cuyas obras , desde luego, no tienen nada de populares, en el sentido que hoy en día se entiende ese término. Ni ellos, como compositores, tienen nada que ver con un “compositor” popular de nuestros días.
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La competencia de los compositores de otras épocas estuvo a su vez relacionada con otro tipo de músico, creador y recreador, que se ocupara de “vestir” las composiciones, para el mejor lucimiento del interprete: el arreglista. Varios de los compositores eran sus propios arreglistas, como Gonzalo Curiel, Vicente Garrido y Mario Ruiz Armengol; otras composiciones y otros interpretes dependían de la fantasía y de la preparación formal de músicos como Chucho Zarzosa o Juan García Esquivel, propiciando de este modo que la música mexicana comenzara a ser conocida y apreciada fuera del país.
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Un hecho importante en le historia del arreglismo musical lo es sin duda la evolución del Jazz y el desarrollo técnico de sus músicos, que hacia los años cuarenta emprendieron con determinación en aprendizaje y el dominio de las técnicas mas avanzadas de la composición musical. Estos conocimientos que fundamentaron el Jazz contemporáneo y las técnicas modernas de improvisación fueron también asimilados por los compositores de música de comedia y de ambientación para películas, no solamente en los Estados Unidos, sino también en diversas partes del mundo, afectando directamente la producción de música no relacionada específicamente con el concertístico o lo sinfónico; es decir, música “popular” de una calidad cada vez mayor. En México, Gonzalo Curiel, José Sabre Marroquín y Mario Ruiz Armengol, demostraron ser los mas involucrados.
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A partir de estas circunstancias el arreglista adquirió un sello característico en su producción y una importancia que, podría afirmarse, creció con las despreocupación aparente de los nuevos productores de compañías disqueras, de la televisión y por supuesto de los mismos compositores, cada vez menos exigidos en cuanto a la calidad de sus piezas, de acuerdo con las preferencias reinantes en el medio. ¡Ahora si!, POPULAR.
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Sin Embargo, de vez en cuando escuchamos versiones sofisticadas de piezas antiguas gracias a la lucidez de algún productor actual y, también, de vez en cuando escuchamos sones y huapangos en memorables arreglos e interpretaciones “serias” de Chucho Zarzosa o del arreglista Miguel Peña. Por supuesto, también excelentes arreglos a boleros tradicionales y contemporáneos, sobre todo a partir de los compositores y arreglistas cubanos, claramente influenciados por el Jazz.
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El arreglista actual, cada vez mas culto y preparado, está capacitado para escribir cualquier tipo de música que se le solicite. Entre esta música, el bolero actual, interpretado por verdaderos boleristas, ocupa un lugar de especial importancia, por que si afectar en que época haya sido compuesto, si se trata de una pieza de valor artístico, siempre habrá de merecer el beneficio de la actualización. Después de todo, al anhelo del compositor es que su música siempre sea interpretada como si acabase de ser compuesta.
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Jorge Martínez Zapata.

jueves, 5 de abril de 2007

Notas al programa, quinteto de Jazz de Jorge Martínez Zapata. Festival Internacional Cervantino 2007.

Estos tiempos que vive la música mexicana en general no parecen en realidad los de mayor bonanza en cuanto a producción deslumbrante se refiere; con ello se quiere decir que por una parte la música “seria” no ha logrado desligarse de las influencias extranjeras reflejadas en las técnicas de composición perseguidas por los compositores contemporáneos, quienes parecen a veces no haber abandonado una idea que parece remontarnos al siglo XIX, cuando nuestros mejores creadores como Ricardo Castro, por ejemplo, se distinguían con grandes composiciones a la usanza europea de la época.

Por la otra parte , le música popular de un período en el cual los compositores verdaderamente se encontraban en franca competencia creativa aun dentro del terreno comercial, se ha convertido en un artículo de consumo de muy escasa, a veces nula calidad. Los compositores de “conservatorio” se han olvidado de que existieron en nuestro país compositores tales como Silvestre Revueltas o Candelario Guisar y de que su obra ha sido a la vez una promesa y un reto a la vez, la promesa de la futura gran música de concierto mexicana y el reto dejado a la buena voluntad de sus sucesores, los nuevos compositores poseedores de técnicas aun mas modernas.

La música popular, entendida como Béla Bartók lo hizo, la música campesina, la verdadera música folklórica creada principalmente por los autores anónimos, ni remotamente ha sido investigada ni comprendida como él también lo demostró y por lo tanto no podemos esperar al nuevo Revueltas, actualizado y convencido de su labor, pero ni siquiera al entendedor de lo que debería significar actualmente una música para el pueblo con la calidad que nos mostraron las obras de un Mario Ruiz Armengol un José Sabre Marroquín un Gonzalo Curiel o un Vicente Garrido, por ejemplos memorables.

En cambio, la radio y la televisión abruman al pueblo día y noche con lo que Bartók llamara también música “populachera” no dejando al escucha oportunidad de elección ni de madurez perceptiva.

Muchos países han fusionado su música autóctona con otras músicas en busca de originalidad contemporánea y no debe extrañarnos que en esas funciones constantemente tenga participación el Jazz, puesto que este género esta considerado por los que saben, como el folklore más desarrollado del mundo, un hecho demostrado en las versiones de los músicos actuales, quienes además de mostrar una actualización real en cuanto a técnicas composicionales se refiere, constantemente están realizando innovaciones a su música, a través del arte de la improvisación.

En este concierto se ofrece el trabajo de quienes creemos en tales fusiones y en tales progresos para nuestra música y aunque sin haber llegado aun a los mayores logros en materia composicional, esperamos que se interprete la nuestra, como una condición para llegar a ser mejores artistas y dar al público una mejor perspectiva hacia la música que nos pertenece.
JMZ.