La llamada música popular no siempre responde a esta clasificación arbitraria, sobre todo en aquellas producciones realizadas en otras épocas contrastantes con la actual; en el hecho irrefutable que muestra que los compositores antiguos poseían una marcada preocupación por escribir obras de calidad, lo cual, indiscutiblemente, exigía una mayor preparación musical entre los compositores, creándose una verdadera competencia, en cuanto a calidad se refería.
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En el caso del bolero y de la canción ( no específicamente señalada como bolero ) tenemos la presencia de compositores como Mario Talavera, Gonzalo Curiel, Gabriel Ruiz, Consuelo Velásquez y Mario Ruiz Armengol, cuyas obras , desde luego, no tienen nada de populares, en el sentido que hoy en día se entiende ese término. Ni ellos, como compositores, tienen nada que ver con un “compositor” popular de nuestros días.
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La competencia de los compositores de otras épocas estuvo a su vez relacionada con otro tipo de músico, creador y recreador, que se ocupara de “vestir” las composiciones, para el mejor lucimiento del interprete: el arreglista. Varios de los compositores eran sus propios arreglistas, como Gonzalo Curiel, Vicente Garrido y Mario Ruiz Armengol; otras composiciones y otros interpretes dependían de la fantasía y de la preparación formal de músicos como Chucho Zarzosa o Juan García Esquivel, propiciando de este modo que la música mexicana comenzara a ser conocida y apreciada fuera del país.
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Un hecho importante en le historia del arreglismo musical lo es sin duda la evolución del Jazz y el desarrollo técnico de sus músicos, que hacia los años cuarenta emprendieron con determinación en aprendizaje y el dominio de las técnicas mas avanzadas de la composición musical. Estos conocimientos que fundamentaron el Jazz contemporáneo y las técnicas modernas de improvisación fueron también asimilados por los compositores de música de comedia y de ambientación para películas, no solamente en los Estados Unidos, sino también en diversas partes del mundo, afectando directamente la producción de música no relacionada específicamente con el concertístico o lo sinfónico; es decir, música “popular” de una calidad cada vez mayor. En México, Gonzalo Curiel, José Sabre Marroquín y Mario Ruiz Armengol, demostraron ser los mas involucrados.
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A partir de estas circunstancias el arreglista adquirió un sello característico en su producción y una importancia que, podría afirmarse, creció con las despreocupación aparente de los nuevos productores de compañías disqueras, de la televisión y por supuesto de los mismos compositores, cada vez menos exigidos en cuanto a la calidad de sus piezas, de acuerdo con las preferencias reinantes en el medio. ¡Ahora si!, POPULAR.
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Sin Embargo, de vez en cuando escuchamos versiones sofisticadas de piezas antiguas gracias a la lucidez de algún productor actual y, también, de vez en cuando escuchamos sones y huapangos en memorables arreglos e interpretaciones “serias” de Chucho Zarzosa o del arreglista Miguel Peña. Por supuesto, también excelentes arreglos a boleros tradicionales y contemporáneos, sobre todo a partir de los compositores y arreglistas cubanos, claramente influenciados por el Jazz.
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El arreglista actual, cada vez mas culto y preparado, está capacitado para escribir cualquier tipo de música que se le solicite. Entre esta música, el bolero actual, interpretado por verdaderos boleristas, ocupa un lugar de especial importancia, por que si afectar en que época haya sido compuesto, si se trata de una pieza de valor artístico, siempre habrá de merecer el beneficio de la actualización. Después de todo, al anhelo del compositor es que su música siempre sea interpretada como si acabase de ser compuesta.
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Jorge Martínez Zapata.
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En el caso del bolero y de la canción ( no específicamente señalada como bolero ) tenemos la presencia de compositores como Mario Talavera, Gonzalo Curiel, Gabriel Ruiz, Consuelo Velásquez y Mario Ruiz Armengol, cuyas obras , desde luego, no tienen nada de populares, en el sentido que hoy en día se entiende ese término. Ni ellos, como compositores, tienen nada que ver con un “compositor” popular de nuestros días.
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La competencia de los compositores de otras épocas estuvo a su vez relacionada con otro tipo de músico, creador y recreador, que se ocupara de “vestir” las composiciones, para el mejor lucimiento del interprete: el arreglista. Varios de los compositores eran sus propios arreglistas, como Gonzalo Curiel, Vicente Garrido y Mario Ruiz Armengol; otras composiciones y otros interpretes dependían de la fantasía y de la preparación formal de músicos como Chucho Zarzosa o Juan García Esquivel, propiciando de este modo que la música mexicana comenzara a ser conocida y apreciada fuera del país.
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Un hecho importante en le historia del arreglismo musical lo es sin duda la evolución del Jazz y el desarrollo técnico de sus músicos, que hacia los años cuarenta emprendieron con determinación en aprendizaje y el dominio de las técnicas mas avanzadas de la composición musical. Estos conocimientos que fundamentaron el Jazz contemporáneo y las técnicas modernas de improvisación fueron también asimilados por los compositores de música de comedia y de ambientación para películas, no solamente en los Estados Unidos, sino también en diversas partes del mundo, afectando directamente la producción de música no relacionada específicamente con el concertístico o lo sinfónico; es decir, música “popular” de una calidad cada vez mayor. En México, Gonzalo Curiel, José Sabre Marroquín y Mario Ruiz Armengol, demostraron ser los mas involucrados.
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A partir de estas circunstancias el arreglista adquirió un sello característico en su producción y una importancia que, podría afirmarse, creció con las despreocupación aparente de los nuevos productores de compañías disqueras, de la televisión y por supuesto de los mismos compositores, cada vez menos exigidos en cuanto a la calidad de sus piezas, de acuerdo con las preferencias reinantes en el medio. ¡Ahora si!, POPULAR.
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Sin Embargo, de vez en cuando escuchamos versiones sofisticadas de piezas antiguas gracias a la lucidez de algún productor actual y, también, de vez en cuando escuchamos sones y huapangos en memorables arreglos e interpretaciones “serias” de Chucho Zarzosa o del arreglista Miguel Peña. Por supuesto, también excelentes arreglos a boleros tradicionales y contemporáneos, sobre todo a partir de los compositores y arreglistas cubanos, claramente influenciados por el Jazz.
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El arreglista actual, cada vez mas culto y preparado, está capacitado para escribir cualquier tipo de música que se le solicite. Entre esta música, el bolero actual, interpretado por verdaderos boleristas, ocupa un lugar de especial importancia, por que si afectar en que época haya sido compuesto, si se trata de una pieza de valor artístico, siempre habrá de merecer el beneficio de la actualización. Después de todo, al anhelo del compositor es que su música siempre sea interpretada como si acabase de ser compuesta.
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Jorge Martínez Zapata.